- Ozono

El ozono se puede utilizar como un agente seguro y eficaz para mejorar la calidad del aire, una condición esencial para la desinfección de los ambientes. El uso del ozono garantiza el control, si no la eliminación total, de la mayoría de los contaminantes presentes en el aire (polvo, gas, virus, bacterias, moho, esporas) que se desarrollan con mucha frecuencia en los sistemas de aire acondicionado y en los conductos de ventilación, desde que son transportados a los ambientes circundantes. El ozono tiene un alto poder oxidante, lo que le permite neutralizar rápidamente los patógenos más resistentes, mientras que su particularidad de convertirse de nuevo en oxígeno en poco tiempo sin dejar residuos, hace del ozono el agente desinfectante ideal para las necesidades más recientes en el área de saneamiento. - UV-C Normalmente, las lámparas germicidas utilizadas en los sistemas de esterilización tienen una emisión dominante en torno a la longitud de onda de 253 nm (nanómetros). Los componentes con una longitud de onda inferior a 250 nm generalmente se filtran para evitar el riesgo de producción de ozono. En estos casos la lámpara se define como “libre de ozono”. Si los componentes UV con una longitud de onda inferior a 250 nm no están protegidos, también se deben implementar los procedimientos de seguridad para evitar la exposición al Ozono, como se indica en el párrafo “Tratamiento con Ozono”. La radiación UV-C tiene la capacidad de modificar el ADN o el ARN de los microorganismos, evitando que se reproduzcan y, por tanto, sean nocivos. Por ello se utiliza en diversas aplicaciones, como la desinfección de alimentos, agua y aire. Los estudios in vitro han demostrado claramente que la luz UV-C es capaz de inactivar el 99,99 % del virus de la gripe en aerosol (44,45). La acción virucida y bactericida de los rayos UV-C se ha demostrado en estudios sobre el virus MHV-A59, un análogo murino del MERS-CoV y el SARS-CoV-1. La aplicación a gotitas que contenían MERS-CoV resultó en niveles indetectables del virus MERS-CoV después de solo 5 minutos de exposición al emisor UV-C (un porcentaje de reducción superior al 99,99 %) (46) y resultó también eficaz en la esterilización de muestras de sangre.(47) En particular, se ha demostrado la inactivación de más del 95% del virus de la influenza H1N1 aerosolizado por un nebulizador capaz de producir gotas de aerosol de tamaño similar a las generadas por la tos y la respiración humana. El estudio de Bedell y colaboradores (46) describe los experimentos relacionados con los estudios de eficacia de un método rápido, eficiente y automatizado de desinfección de superficies basado en la radiación UV-C, potencialmente capaz de prevenir la propagación de virus en los centros de salud. Los valores límite fijados por la legislación vigente en relación al uso de lámparas germicidas con emisión UV-C 180-250 nm han sido confirmados recientemente por el SCHEER (Comité Científico para la Seguridad del Consumidor) en relación a la evidencia de que la exposición accidental a los rayos UV -C generado por lámparas germicidas en este rango de longitud de onda es capaz de causar daño eritematoso severo, quemaduras y formas severas de fotoqueratitis y fotoconjuntivitis en sujetos expuestos sin saberlo, incluso por períodos cortos (SCHEER -Efectos en la salud de las lámparas UVC 2017) (51) _d04a07d8 -9cd1 -3239-9149-20813d6c673b_